Este cuadro nos ilustra la hipótesis de Teilhard sobre lo humano como flecha de la evolución
viernes, 31 de agosto de 2007
miércoles, 29 de agosto de 2007
Por una sonrisa planetaria
Los invito a visitar el Proyecto de Conciencia Global de la Universidad de Princeton y unirse a esa iniciativa de una "sonrisa planetaria".
viernes, 24 de agosto de 2007
jueves, 23 de agosto de 2007
martes, 14 de agosto de 2007
Comunicación e información
“La metáfora del tubo para la comunicación. Nuestra discusión nos lleva a concluir que, biológicamente, no hay ‘información transmitida’ en la comunicación. Hay comunicación cada vez que hay coordinación conductual en un dominio de acoplamiento estructural.
Esta conclusión es chocante sólo si nos empeñamos en no cuestionar la metáfora más corriente para la comunicación que se ha popularizado en los así llamados medios de comunicación. Según esta metáfora del tubo, comunicación es algo que se genera en un punto, se lleva por un conducto (o tubo), y se entrega al otro extremo receptor. Por lo tanto, hay un algo que se comunica, y lo comunicado es parte integral de aquello que se desplaza en el conducto. Así, estamos habituados a hablar de la ‘información’ contenida en una imagen, objeto, o más evidentemente, en la palabra impresa.
Según lo que hemos analizado, esta metáfora es fundamentalmente falsa, porque supone una unidad no determinada estructuralmente, donde las interacciones son instructivas, como si lo que pasa en un sistema en una interacción quedara determinado por el agente perturbante y no por su dinámica estructural. Sin embargo, es evidente, aun en la vida cotidiana misma, que la situación de comunicación no se da así: cada persona dice lo que lo que dice u oye lo que oye según su propia determinación estructural. Desde la perspectiva de un observador hay siempre ambigüedad en una interacción comunicativa. El fenómeno de comunicación no depende de lo que se entrega, sino que de lo que pasa con el que recibe. Y esto es un asunto muy distinto a ‘transmitir información’ “. (Humberto Maturana y Francisco Varela. El árbol del conocimiento. Santiago, Universitaria, 1994, p. 130).
Esta conclusión es chocante sólo si nos empeñamos en no cuestionar la metáfora más corriente para la comunicación que se ha popularizado en los así llamados medios de comunicación. Según esta metáfora del tubo, comunicación es algo que se genera en un punto, se lleva por un conducto (o tubo), y se entrega al otro extremo receptor. Por lo tanto, hay un algo que se comunica, y lo comunicado es parte integral de aquello que se desplaza en el conducto. Así, estamos habituados a hablar de la ‘información’ contenida en una imagen, objeto, o más evidentemente, en la palabra impresa.
Según lo que hemos analizado, esta metáfora es fundamentalmente falsa, porque supone una unidad no determinada estructuralmente, donde las interacciones son instructivas, como si lo que pasa en un sistema en una interacción quedara determinado por el agente perturbante y no por su dinámica estructural. Sin embargo, es evidente, aun en la vida cotidiana misma, que la situación de comunicación no se da así: cada persona dice lo que lo que dice u oye lo que oye según su propia determinación estructural. Desde la perspectiva de un observador hay siempre ambigüedad en una interacción comunicativa. El fenómeno de comunicación no depende de lo que se entrega, sino que de lo que pasa con el que recibe. Y esto es un asunto muy distinto a ‘transmitir información’ “. (Humberto Maturana y Francisco Varela. El árbol del conocimiento. Santiago, Universitaria, 1994, p. 130).
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