jueves, 15 de mayo de 2008

Oración

Escribo esto luego de una breve conversación por messenger con nuestra amiga Marlu. A propósito de lo que hablábamos le mencioné la oración. Y me pregunto ¿porqué nunca la he mencionado aquí? Orar y el poder de la oración se desprende naturalmente de todo lo que digo en mis blogs: silencio, dos mundos, Mundo Nuevo, dimensiones que van más allá de lo que miramos, que apuntan al ver. Si todo eso vale (y creo que sí), nos encontramos unidos en una trama universal: "campo cero", "campo akásico", "orden implícito", "orden plegado"... poco importan las etiquetas. Si tomamos conciencia de esa pertenencia, podemos influir unos en otros, en los acontecimientos, en lo que sucede. Y vienen los resultados. No lo duden: oremos.

3 comentarios:

  1. Gracias Gonzalo, desde que conocí tu blog siempre entraba para estar en un remanso de paz. Últimamente no era capaz de entrar, los malos sentimientos me impedían disfrutar de tu sabiduría, y cuando entraba no era capaz de comentar. Parece que la tormenta de arena se aleja, y sí, últimamente sólo encuentro consuelo en la oración y en el silencio. Supongo que si pudiera me iría unos días a un monasterio de clausura en el que nadie me hablase, yo no hablase a nadie, y mi mente se quedara en silencio.
    Gracias por esta entrada, tu blog y el de guardafaro me ayudan mucho, quizá es porque los dos sabéis mucho del silencio.
    Recibe un gran abrazo desde Valencia.

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  2. En tus poemas también hay silencio, querida amiga, y ante ellos no hay comentario que valga. Un abrazo.

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  3. A propósito de lo que has dicho sobre la soledad y el silencio, recuerdo una conversación con Lanza del Vasto, ese discípulo de Gandhi que fundó comunidades en Francia y en España. Me contó que una vez, un gurú hindú le había propuesto a Gandhi que se fuera a vivir en una cueva en el Himalaya. La respuesta de Gandhi fue: "yo llevo mi cueva conmigo mismo". Es lo de la "morada interior" de Santa Teresa, de la "cumbre del monte Carmelo" de San Juan de la Cruz... y así de muchos otros. Ese lugar donde sóla tú llegas; "el sitio" como lo llama Don Juan. Es algo que está en nosotros develar.

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