sábado, 13 de junio de 2009
La totalidad de la vida
En la medida en que vamos definiendo nuestros universos al paso de los años, solemos ir descartando posturas, enfoques, modos de hacer. Por ejemplo, dejamos a un lado la política, o la religión; se nos hacen más frecuentes los "eso no" y los "así no". Quienes nos hemos introducido en formas de vida totalizantes (en mi caso, la filosofía), solemos acentuar estas tendencias. Como consecuencia, vamos perdiendo esquemas referenciales, espacios en común con otros, de una u otra forma nos vamos alienando. Nuestras emociones definen dominios de acción cada vez más restringidos y con frecuencia de signo negativo. Olvidamos que no solo el hombre es la medida de todas las cosas en términos de un buen principio filosófico, sino que esto se aplica también a lo personal: cada hombre es su propia medida de todas sus cosas. Que no se nos escape la totalidad de la vida. Volvamos a ella. A toda la vida en y por toda la vida. Que nada quede fuera de lo que somos y hacemos.
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