Una alquimia de la palabra se ordena a ofrecer alternativas: caminos de revisión de ésas nuestras certezas en busca de una vida más abierta hacia un Mundo Nuevo en el que seamos capaces de meditar, orar y conversar. La meditación nos permitirá detener el tráfago de nuestras vidas marcadas por ideas nunca revisadas; la oración nos mostrará la dimensión trascendente de lo nuestro hacia la otredad; la conversación nos abrirá junto con otros a universos nuevos. Llamo a estos caminos un método de pensamiento futuro:
• Método: camino que es dicho, que es hecho y recorrido al ser dicho.
• Pensamiento: descripciones y continuidades de descripciones que poseen fuerza explicativa para las probabilidades de experiencias de nuestra conciencia en su diálogo con un medio que esa conciencia distingue como tal. Esas descripciones de probabilidades de experiencias configuran los universos que habitamos.
• Pensamiento futuro: agrego una dimensión de temporalidad a esas descripciones sobre esos universos. Tal temporalidad no puede ser otra que el presente, que se identifica con el ser, y que nos dice que vivimos en la eternidad, en el siempre presente. Sin embargo ese presente es un presente siempre nuevo, dinámico, proyectado en un futuro que todavía no es pero que ya está siendo. Así, un pensamiento futuro apunta a descripciones y conjuntos de descripciones que poseen fuerza explicativa de los universos que habitamos desde un presente en situación de ir haciéndose futuro, en un continuo paso de la potencia al acto de los universos que describimos y habitamos al describirlos. Un pensamiento futuro es aquél que se mantiene a la temperatura de su propia transformación.
domingo, 2 de agosto de 2009
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