viernes, 29 de diciembre de 2006
Conversación y silencios
Toda conversación requiere silencios, como todo escrito requiere espacios: silencios y espacios son lo mismo. ¿Qué pasaría con este escrito sin sus espacios? Escribimos con espacios como hablamos con silencios, y silencios y espacios otorgan sentidos a las palabras habladas y escritas. Son el gran mar en el que navegan y adquieren rumbos las palabras. Y esos rumbos los otorgan los conversantes. "Conversar" viene de "conversor, conversari, cum-versari", esto es, "estar juntos en algo" y ese algo se va haciendo en la conversación misma, no es un antes. Es por eso que construimos universos en estas conversaciones. Las conversaciones - a su vez - hacen culturas: una cultura se va definiendo por las conversaciones que la constituyen. Radica aquí la fuerza de cambio social que tienen las conversaciones.
jueves, 28 de diciembre de 2006
2007: Meditar, orar y conversar
He recibido esta felicitación por el año 2007 de parte de Editorial Anthropos, y al leerla he decidido compartir ese texto con los amigos de este blog, respetando todos los créditos debidos a esa editorial amiga. El sentido que este texto otorga a "meditar, orar y conversar" calza cabalmente con mis deseos para todos nosotros en el año que comienza. Gracias a los amigos de Anthropos. Gonzalo.
Cíclicamente el tiempo nos cambia la distancia, la intensidad y el sentido de la fecha de nacimiento y nos acerca cada vez más a una mutación personal desconocida y posiblemente definitiva. Es ésta la hora en que Caronte, el barquero, nos traslada de orilla y, entonces, se modifica nuestro estado y condición de vida. Estrenamos así una luz que nos muestra la fulguración que rompe zonas oscuras de ignorancia y en cuyo ámbito crecemos y maduramos ya experiencias que hoy nos constituyen en quienes somos. A ese tiempo más próximo y mediato lo llamamos Año Nuevo e incluso, en su inocencia, nos deseamos felicidad y nos comprometemos con el propósito de una vida diferente. Pero lo maravilloso es, en ese instante, esperar sorpresa del propio vivir, aun en un medio social e histórico reducido, estrecho y en el que nos sentimos cercados y secuestrados por la significación más profunda de una cultura, ideas y valores hegemónicos, siempre muy homogéneos, únicos e impositivos. Por lo cual, la tensión expresiva más metafórica y simbólica se configura como la surgencia de una novedad sorprendente e inesperada, imagen y figura latente de algo inédito. Esto señala el cambio de año como una esperada metamorfosis subjetiva y operativa que incide íntegramente, en tanto forma mutacional, en todo su vivir histórico.
En este contexto vital sería una idea extraordinaria inaugurar el presente año con la adhesión íntima a un lema que poéticamente formula Rilke en sus versos de Elegías de Duino. Dice así: «Todas las miradas, de todo lo que vive, / se dirigen hacia lo abierto».
La pluralidad se convierte en ley de la realidad y el horizonte, el porvenir se califica como diversidad. De este modo, la categoría de identidad, en tanto referencia inamovible y definitiva, se queda ya al margen de toda reflexión seria y actual. Nos acercamos al desciframiento de lo que significa la potencia de lo abierto. Lo cual es tanto como decir «construir la presencia de lo que está abierto, la potencia de aquello que se propone a todos». Caminamos, pues, íntegramente hacia lo abierto, tarea ésta que habría de constituir el empeño y proyecto de la libertad de todo quehacer pedagógico. El otro, nombre y espejo de nosotros mismos,
habita siempre en lo abierto. Pero vivimos en un entorno social que privilegia los cercos y los encierros, y no facilita un proceso cualitativo que deconstruya ese no ir «hacia lo abierto». Todo lo contrario. Habitualmente hemos construido nuestra intimidad con el perfil de la violencia, la instalación en el pasado y un blindaje del tiempo que impide el surgimiento de todo novum, de todo nacimiento con su capacidad de inventiva y creatividad, innovación del tiempo y del espacio. Todo, pues, desde el fondo somático del cosmos, apunta a lo abierto, al vacío por el que asoma y nos llega la luz y en cuyo ámbito se fulminan y rompen las normas, las leyes como realidades fijas e inmutables. Aparece entonces la ceniza de la probabilidad, el azar y la indeterminación de toda certeza o verdad que afectan al conjunto de la realidad, desde el átomo hasta el ser humano. Es así como lo abierto nos conecta con el mensaje de lo probable, de lo paradójico y lo ambiguo. De este modo la atención del presente se abre a múltiples creaciones de futuro. Pero lo abierto tiene un nombre esencial: lo otro, la otredad y la trascendencia de una presencia, punto omega, culmen y figura de un proceso cósmico, histórico y cultural. Lo otro expresa su dialogía por medio de dos palabras ya antiguas: meditación y oración; y una palabra más contemporánea: conversación. Las tres se refieren a la apertura de la otredad, a la diferencia y a la diversidad. El otro se constituye así en horizonte y ámbito de redes de probabilidad. Pero también el otro es límite y posibilidad. En consecuencia, nos conviene pensar juntos la dialogía, la cooperación y la participación en el hontanar de la creatividad.
La apertura del otro se concreta en diferentes formas, pero hay algunas que afirman un tradicional cúmulo de conceptos e ideas que nos iluminan especialmente y discriminan el caos inicial de una vida en proceso. Así la meditación, cuya función más básica, en la estructura antropológica, es descubrir y elaborar la realidad personal e inédita. La oración, revela la expresión de un encuentro trascendente con el otro, quien nos eleva a una diferente dimensión de pensamiento e intimidad. La conversación es el modo contemporáneo y universal de hallarse con el otro, en quien se puede mostrar operativamente su ámbito de proximidad, de igualdad y la positiva y eficiente relación entre semejantes que convergen hacia la culminación de un proceso de humanización como parte evolutiva del universo.
Meditar y orar son dos estrategias que rompen con las facticidades sociales, culturales e históricas que frenan el desarrollo de una interioridad creciente y en diálogo con la alteridad íntima.
Nos podemos preguntar en este punto: ¿de qué modo se puede elaborar el propio dinamismo interior? ¿En qué consiste y se fundamenta nuestra potencialidad interna? ¿Cómo se logra la fuerza para trascender las cosas y las imposiciones ideológicas de la cultura histórica? Finalmente, ¿qué es meditar y orar? Son formas de percibir en el tiempo otros estados de realidad: la quietud, el silencio, la iluminación interior, como capacidad de ver lo otro con absoluta claridad y transparencia. Situación en la que Ángel Valente reconoce algún límite poético cuando dice: «No puede a veces alzarse al canto lo que vive». O también lo que nos cuenta este autor en otro poema: «¡Tú que puedes, / danos nuestra resurrección de cada día!». Pessoa nos deja esta sentencia conmovedora e inquietante: «Paso y me quedo, como el Universo».
Todo nos conduce hacia el punto omega, hacia la culminación de un proceso en el que se hace la luz y donde convergen toda la inquietud y deseo de dialogar con el otro, desde los adentros, un otro trascendente, amigo y destino de nuestro caminar en lo abierto. Alguien a quien se encuentra en la aurora de nuestro meditar y orar, en el horizonte que nos llama a ser en la diversidad y en comunión.
Son varios los autores y poetas que nos acompañan en esta felicitación y signo de los tiempos. Así María Zambrano se nos acerca desde la sombra y la insinuación de un sentir en mí la presencia del otro como desafío, implicación y decisión, expectativa: «Ver adecuadamente al semejante es la prueba suprema de la visión». Por lo cual, nos dice: «Todo ver a otro es verse vivir en otro».
En consecuencia, se nos hace evidente una conclusión: la presencia del prójimo es «espejo de la vida propia». Claramente, pues, «Sólo al verme en otro me veo en realidad»... Únicamente es posible construir mi realidad desde la unidad y la compañía efectiva con el otro.
Juan David García Bacca nos recuerda que cuando la situación no coincide con la apertura del ser humano, experimentamos el acontecer de un secuestro, un espacio éste donde no es posible ni la oración, ni la meditación, ni la conversación como símbolos y experiencia de la obertura de horizonte y libertad de proyectos. En el espacio y lugar de la clerecía Juan David se sentía secuestrado «de cuerpo y alma». Su decisión de dejarlo todo y emprender una vida nueva, otra, le libera íntima e histórica y socialmente. Consecuencia de todo ello fue que perdió la fe católica y se vio a sí mismo pagano: ubicado en su interior en el ámbito de decisiones y responsabilidades. José Ángel Valente nos señala en sus poemas el camino de la poesía como silencio y encuentro con «la materia de la música», y todo ello nos lleva a un estremecido fulgor. Eugenio Montejo nos sugiere desde su lenguaje poético ese maravilloso poema que titula «Oración por el tacto». Toda su escritura es la despedida poética de un tiempo, un Adiós al siglo XX. Pero aún más, su reflexión poética e íntima se continúa en su poemario Alfabeto del mundo, en que hace meditar a «Los árboles» y establece la afirmación contundente de «Soy esta vida».
Los versos de Antonio Machado son pura sugerencia y adentramiento en la línea intensa de la interioridad. Y Pessoa nos desafía con su inaplazable tarea de pensar, desde las precisas y hondas elaboraciones de El Guardador de Rebaños de Alberto Caeiro.
La palabra poética, con su ritmo, musicalidad y silencios, es la mejor senda capaz de adentrarnos en los laberintos de la meditación, la oración y la conversación como expresión dialógica y experiencia de lo abierto del ser humano. Esas tres actividades son el signo ya antiguo de nuestra estructuración en la otredad como dimensión ética, su precisa definición y valores personales. Yo soy otro, mi raíz es comunitaria. Por eso mismo, en su Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes, Rubén Jaramillo expresa con toda belleza en su introducción lo siguiente: «Un pueblo se salva cuando logra vislumbrar el mensaje que ha traído al mundo: cuando logra
electrizarse hacia un polo, bien sea real o imaginario, porque de lo real y lo imaginario está tramada la vida. La creación no es un juego ocioso: todo hecho esconde una secreta elocuencia y hay que apretarlo con pasión para que suelte su jugo jeroglífico».
Meditar, orar y conversar son el signo y el camino afirmativo de la estructura dialógica del ser humano; su pasión constitutiva de un proceso que lo dirige a un culmen, al punto omega o la definitiva subida al Monte Carmelo, deliciosa figura ésta destinada a habitar el séptimo castillo interior, donde se nos revela la presencia del Otro como encuentro y diálogo, nueva presencia comprometida con el silencio. Y así los actos ya históricos de meditar, orar o conversar comunican la intimidad y la experiencia del Espíritu con lo abierto. Pero antes se han de romper todos los cercos y desafíos de la definitiva escritura previa del destino que nos define. El Espíritu siempre se encuentra en estado de investigación de aquello que vendrá, en la luz radiante y sosegada de un porvenir no sabido. Por lo cual, habitar la potencia de lo abierto es la maravilla milagrosa de la estructura existencial del ser: habitar el tiempo en la espera de un novum, de Alguien que se nos revela en el porvenir, en el centro del punto omega.
¡Feliz Año 2007!
ANTHROPOS EDITORIAL 2007
En este contexto vital sería una idea extraordinaria inaugurar el presente año con la adhesión íntima a un lema que poéticamente formula Rilke en sus versos de Elegías de Duino. Dice así: «Todas las miradas, de todo lo que vive, / se dirigen hacia lo abierto».
La pluralidad se convierte en ley de la realidad y el horizonte, el porvenir se califica como diversidad. De este modo, la categoría de identidad, en tanto referencia inamovible y definitiva, se queda ya al margen de toda reflexión seria y actual. Nos acercamos al desciframiento de lo que significa la potencia de lo abierto. Lo cual es tanto como decir «construir la presencia de lo que está abierto, la potencia de aquello que se propone a todos». Caminamos, pues, íntegramente hacia lo abierto, tarea ésta que habría de constituir el empeño y proyecto de la libertad de todo quehacer pedagógico. El otro, nombre y espejo de nosotros mismos,
habita siempre en lo abierto. Pero vivimos en un entorno social que privilegia los cercos y los encierros, y no facilita un proceso cualitativo que deconstruya ese no ir «hacia lo abierto». Todo lo contrario. Habitualmente hemos construido nuestra intimidad con el perfil de la violencia, la instalación en el pasado y un blindaje del tiempo que impide el surgimiento de todo novum, de todo nacimiento con su capacidad de inventiva y creatividad, innovación del tiempo y del espacio. Todo, pues, desde el fondo somático del cosmos, apunta a lo abierto, al vacío por el que asoma y nos llega la luz y en cuyo ámbito se fulminan y rompen las normas, las leyes como realidades fijas e inmutables. Aparece entonces la ceniza de la probabilidad, el azar y la indeterminación de toda certeza o verdad que afectan al conjunto de la realidad, desde el átomo hasta el ser humano. Es así como lo abierto nos conecta con el mensaje de lo probable, de lo paradójico y lo ambiguo. De este modo la atención del presente se abre a múltiples creaciones de futuro. Pero lo abierto tiene un nombre esencial: lo otro, la otredad y la trascendencia de una presencia, punto omega, culmen y figura de un proceso cósmico, histórico y cultural. Lo otro expresa su dialogía por medio de dos palabras ya antiguas: meditación y oración; y una palabra más contemporánea: conversación. Las tres se refieren a la apertura de la otredad, a la diferencia y a la diversidad. El otro se constituye así en horizonte y ámbito de redes de probabilidad. Pero también el otro es límite y posibilidad. En consecuencia, nos conviene pensar juntos la dialogía, la cooperación y la participación en el hontanar de la creatividad.
La apertura del otro se concreta en diferentes formas, pero hay algunas que afirman un tradicional cúmulo de conceptos e ideas que nos iluminan especialmente y discriminan el caos inicial de una vida en proceso. Así la meditación, cuya función más básica, en la estructura antropológica, es descubrir y elaborar la realidad personal e inédita. La oración, revela la expresión de un encuentro trascendente con el otro, quien nos eleva a una diferente dimensión de pensamiento e intimidad. La conversación es el modo contemporáneo y universal de hallarse con el otro, en quien se puede mostrar operativamente su ámbito de proximidad, de igualdad y la positiva y eficiente relación entre semejantes que convergen hacia la culminación de un proceso de humanización como parte evolutiva del universo.
Meditar y orar son dos estrategias que rompen con las facticidades sociales, culturales e históricas que frenan el desarrollo de una interioridad creciente y en diálogo con la alteridad íntima.
Nos podemos preguntar en este punto: ¿de qué modo se puede elaborar el propio dinamismo interior? ¿En qué consiste y se fundamenta nuestra potencialidad interna? ¿Cómo se logra la fuerza para trascender las cosas y las imposiciones ideológicas de la cultura histórica? Finalmente, ¿qué es meditar y orar? Son formas de percibir en el tiempo otros estados de realidad: la quietud, el silencio, la iluminación interior, como capacidad de ver lo otro con absoluta claridad y transparencia. Situación en la que Ángel Valente reconoce algún límite poético cuando dice: «No puede a veces alzarse al canto lo que vive». O también lo que nos cuenta este autor en otro poema: «¡Tú que puedes, / danos nuestra resurrección de cada día!». Pessoa nos deja esta sentencia conmovedora e inquietante: «Paso y me quedo, como el Universo».
Todo nos conduce hacia el punto omega, hacia la culminación de un proceso en el que se hace la luz y donde convergen toda la inquietud y deseo de dialogar con el otro, desde los adentros, un otro trascendente, amigo y destino de nuestro caminar en lo abierto. Alguien a quien se encuentra en la aurora de nuestro meditar y orar, en el horizonte que nos llama a ser en la diversidad y en comunión.
Son varios los autores y poetas que nos acompañan en esta felicitación y signo de los tiempos. Así María Zambrano se nos acerca desde la sombra y la insinuación de un sentir en mí la presencia del otro como desafío, implicación y decisión, expectativa: «Ver adecuadamente al semejante es la prueba suprema de la visión». Por lo cual, nos dice: «Todo ver a otro es verse vivir en otro».
En consecuencia, se nos hace evidente una conclusión: la presencia del prójimo es «espejo de la vida propia». Claramente, pues, «Sólo al verme en otro me veo en realidad»... Únicamente es posible construir mi realidad desde la unidad y la compañía efectiva con el otro.
Juan David García Bacca nos recuerda que cuando la situación no coincide con la apertura del ser humano, experimentamos el acontecer de un secuestro, un espacio éste donde no es posible ni la oración, ni la meditación, ni la conversación como símbolos y experiencia de la obertura de horizonte y libertad de proyectos. En el espacio y lugar de la clerecía Juan David se sentía secuestrado «de cuerpo y alma». Su decisión de dejarlo todo y emprender una vida nueva, otra, le libera íntima e histórica y socialmente. Consecuencia de todo ello fue que perdió la fe católica y se vio a sí mismo pagano: ubicado en su interior en el ámbito de decisiones y responsabilidades. José Ángel Valente nos señala en sus poemas el camino de la poesía como silencio y encuentro con «la materia de la música», y todo ello nos lleva a un estremecido fulgor. Eugenio Montejo nos sugiere desde su lenguaje poético ese maravilloso poema que titula «Oración por el tacto». Toda su escritura es la despedida poética de un tiempo, un Adiós al siglo XX. Pero aún más, su reflexión poética e íntima se continúa en su poemario Alfabeto del mundo, en que hace meditar a «Los árboles» y establece la afirmación contundente de «Soy esta vida».
Los versos de Antonio Machado son pura sugerencia y adentramiento en la línea intensa de la interioridad. Y Pessoa nos desafía con su inaplazable tarea de pensar, desde las precisas y hondas elaboraciones de El Guardador de Rebaños de Alberto Caeiro.
La palabra poética, con su ritmo, musicalidad y silencios, es la mejor senda capaz de adentrarnos en los laberintos de la meditación, la oración y la conversación como expresión dialógica y experiencia de lo abierto del ser humano. Esas tres actividades son el signo ya antiguo de nuestra estructuración en la otredad como dimensión ética, su precisa definición y valores personales. Yo soy otro, mi raíz es comunitaria. Por eso mismo, en su Visión de Anáhuac de Alfonso Reyes, Rubén Jaramillo expresa con toda belleza en su introducción lo siguiente: «Un pueblo se salva cuando logra vislumbrar el mensaje que ha traído al mundo: cuando logra
electrizarse hacia un polo, bien sea real o imaginario, porque de lo real y lo imaginario está tramada la vida. La creación no es un juego ocioso: todo hecho esconde una secreta elocuencia y hay que apretarlo con pasión para que suelte su jugo jeroglífico».
Meditar, orar y conversar son el signo y el camino afirmativo de la estructura dialógica del ser humano; su pasión constitutiva de un proceso que lo dirige a un culmen, al punto omega o la definitiva subida al Monte Carmelo, deliciosa figura ésta destinada a habitar el séptimo castillo interior, donde se nos revela la presencia del Otro como encuentro y diálogo, nueva presencia comprometida con el silencio. Y así los actos ya históricos de meditar, orar o conversar comunican la intimidad y la experiencia del Espíritu con lo abierto. Pero antes se han de romper todos los cercos y desafíos de la definitiva escritura previa del destino que nos define. El Espíritu siempre se encuentra en estado de investigación de aquello que vendrá, en la luz radiante y sosegada de un porvenir no sabido. Por lo cual, habitar la potencia de lo abierto es la maravilla milagrosa de la estructura existencial del ser: habitar el tiempo en la espera de un novum, de Alguien que se nos revela en el porvenir, en el centro del punto omega.
¡Feliz Año 2007!
ANTHROPOS EDITORIAL 2007
martes, 26 de diciembre de 2006
Exocerebro
El antropólogo mexicano Roger Bartra propone un análisis que lleva a considerar que nuestra conciencia no se limita a nuestras capacidades cognoscitivas cerebrales, sino que existe en un campo mayor, de orden antropológico y cultural, al que llama "exocerebro". Algo que va por el mismo lado que propuse en un postal reciente sobre conciencia y campo cultural. Vean el enlace de este título.
sábado, 23 de diciembre de 2006
Prueba
Esta es una prueba de colocar nuevas entradas en el blog empleando el correl.
En el umbral de un Mundo Nuevo
Centro de Estudios sobre Educación y Sociedad, de Nueva Dimensión Educativa - Nahual
Conversemos en http://nahual.blogspot.com
jueves, 21 de diciembre de 2006
martes, 19 de diciembre de 2006
Navidad
Ves una estrella, la sigues, y te encuentras con un niño que te dice que todo es de otra manera
(soy conciente de haber dicho lo mismo el año pasado...)
(soy conciente de haber dicho lo mismo el año pasado...)
viernes, 15 de diciembre de 2006
Lógica difusa
Mi postal anterior acerca de un "orden plegado" apunta a la necesidad de una racionalidad diferente de aquélla a la que estamos acostumbrados, como bien se ha dicho en los comentarios. Desde una lógica binaria (si/no) o "de tercero excluído" no es posible abarcar una visión hologramática de lo real; requerimos un acercamiento dialógico o "de tercero incluido", en el que los márgenes entre lo uno y lo otro se hacen difusos. No es algo del otro mundo: lo difuso está siempre presente en nuestra vida; ¿cuándo comienza la vejez? ¿qué signfica ser alto o bajo de estatura? la amistad, el amor, la poesía... todo lo mejor de lo nuestro se mueve en zonas de contornos difusos, en las que aún no termina lo primero cuando ya comienza lo que viene. En el curso de la Universidad de Málaga cuyo nexo he colocado en el título de este postal encontrarán una buena introducción a la lógica difusa.
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Orden plegado
jueves, 14 de diciembre de 2006
Orden plegado
David Bohm ofrece una perspectiva de análisis que abre nuevos campos de investigación y de respuestas a las preguntas que nos hacemos sobre hechos de conciencia aparentemente inexplicables, acerca de los cuales hemos estado conversando hace algunos días: coincidencias significativas, experiencias que se nos muestran como duplicadas o ya vividas, un fondo de realidad que se nos muestra con mayor o menor claridad más allá de las percepciones habituales. Propone que bajo la esfera de cosas y acontecimientos separados se halla una esfera implicada de totalidad indivisa, y que este todo implicado está simultáneamente disponible para cada parte implicada. Un “orden plegado” o “im-plicado”, esto es, plegado sobre sí mismo del que nuestra conciencia ordinaria nos muestra solamente eventos que parecen aislados o “ex-plicados”, “des-doblados” cuando de hecho no lo están, sino que son manifestaciones de un todo, un “trazado total” u “holograma” que está presente tanto en el todo como en cada una de sus partes. La pregunta que de aquí surge es la de cómo acceder a esa totalidad hologramática, y Bohm mismo responde diciendo que la intuición es una inteligencia que trasciende cualquiera de las energías que podrían definirse en el pensamiento. Una inteligencia activa en el sentido de que transforma directamente la materia. Al ser una inteligencia superior, la intuición es capaz de reorganizar las percepciones para percibir el orden de un modo diferente. La causalidad tradicional a la que nuestra lógica adhiere no es el enfoque apropiado para explicar la complejidad de lo real. Si enlazamos a esta propuesta del orden plegado otras descripciones que han venido surgiendo en ciencias asociadas al campo metadisciplinario de la filosofía del conocimiento, tales como la de las estructuras disipativas (Prigogine), de los campos morfogenéticos (Sheldrake) y de la sincronicidad (Jung) estamos ante herramientas muy poderosas de análisis de nuestros hechos de conciencia extendida.
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martes, 12 de diciembre de 2006
Comentarios
Amigos: Para facilitar la entrada de comentarios he desactivado la opción de reconocimiento de palabra. Veamos qué pasa: me temo que nos lleguen mensajes automáticos de basura. Espero que en un tiempo más la versión beta esté más afinada y podamos volver a activar esa verificación. Háganme llegar sus sugerencias. Saludos. Gonzalo.
lunes, 11 de diciembre de 2006
Cuidado con los comentarios
Amigos: Curiosamente, desde que cambié mi blog a la versión nueva beta de Blogger, se me pide dos veces que haga el reconocimiento de letras para insertar un comentario de respuesta a los que ustedes mandan. Tengan cuidado: si no se fijan en que se les pide nuevamente el reconocimiento de letras el comentario puede aparecer como rechazado por la moderación. Creo que puede haber sido lo que le pasó a Susy. Imagino que es un problema que tiene esta versión y espero que será arreglado pronto... no veo cómo hacerlo ver ni a quiénes dirigirme... Si alguien lo sabe, que me lo diga o lo haga directamente. Gracias y saludos a todos. Gonzalo.
domingo, 10 de diciembre de 2006
No-hacer
Un reciente comentario de nuestro amigo Noxeus sobre porqué asocié un texto del Tao-Te-King a otros sobre Don Juan me invita a comentar acerca de este tema. La no-acción es una actitud básica en las tradiciones místicas que conozco: desde los libros del Corpus Hermeticum en el siglo III hasta Don Juan en los años '70, pasando por las propuestas del Yoga, del Zen, del Taoísmo, de San Juan de la Cruz. Es un tema que contemplar: como es experiencia, pertenece al conocimiento silencioso, y del silencio no se puede hablar.
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sábado, 9 de diciembre de 2006
Realismo mágico
Llamo "realismo mágico" a la propuesta gnoseológica del antropólogo Carlos Castaneda en los once libros en que da testimonio de su aprendizaje con el "hombre de conocimiento" yaqui, Don Juan. Ya he escrito sobre eso antes, pero acabo de colocarles etiquetas (palabras claves) a todos mis postales, por lo que les será fácil acceder a lo que he dicho anteriormente a este respecto usando la etiqueta "Don Juan" de éste. Les recomiendo un regreso a Castaneda: tiene mucho que decirnos. También hay un trabajo introductorio que ofrezco a los interesados:
Gonzalo Gutiérrez. El camino del conocimiento. Notas sobre "Las enseñanzas de don Juan", de Carlos Castaneda, como prolegómenos para una gnoseología futura. Tunquelén, Agosto de 2001.
Gonzalo Gutiérrez. El camino del conocimiento. Notas sobre "Las enseñanzas de don Juan", de Carlos Castaneda, como prolegómenos para una gnoseología futura. Tunquelén, Agosto de 2001.
viernes, 8 de diciembre de 2006
Pensamiento complejo
Una de las propuestas más completa con que contamos hoy en gnoseología para decir la realidad que se nos revela en nuestros procesos cognoscitivos es la elaborada larga y cabalmente por Edgar Morin bajo la denominación de “pensamiento complejo”. En su Introducción General a La Méthode, Morin indica su camino metodológico en los siguientes términos:
1. El paradigma clásico del conocer es insuficiente. Nuestros conocimientos suelen ocultar lo que es vital conocer. Esto nos coloca ante la enorme amplitud enciclopédica del conocer y su abisal profundidad. Detrás de un principio de explicación adecuado, que ha de ser necesariamente complejo, se descubre una teoría de la auto-organización que va desde las ciencias de la naturaleza hasta las sociales, en relación de ida y regreso una y otra vez iterada.
2. Lo que se nos enseña habitualmente en la Universidad es a renunciar a esta complejidad, acudiendo a las simplificaciones propias de las diferentes disciplinas.
3. Pero es imposible renunciar a esta tarea imposible.
4. En respuesta, el autor no se propone ni una teoría unitaria ni un conocimiento general. Hemos de partir desde la ignorancia, la incertidumbre, la confusión. Pero con una conciencia nueva de esa ignorancia, incertidumbre y confusión. La incertidumbre se hace así metódica: la duda sobre la duda da a la duda una nueva dimensión, la de la reflexividad (en su sentido etimológico de re-flexión)
5. Este punto de partida, inconcebible desde una concepción clásica de las ciencias, se hace concebible, razonable y necesario a la luz de un nuevo principio que habrá ayudado a constituir, precisamente porque no tiene temor de parecer irrisorio e insensato.
6. Las grandes imposibilidades a que nos enfrentamos en esta empresa son:
- La imposibilidad lógica (se crea un círculo vicioso al dudar de la duda)
- La imposibilidad (física) del saber enciclopédico en el sentido tradicional
- La imposibilidad dada por la omnipresencia de un principio desorganizador y la ausencia de otro nuevo que organice el conocimiento.
En respuesta, podemos ir del círculo vicioso al círculo virtuoso: conservar la circularidad es asociar dos proposiciones tenidas por verdaderas aisladamente , pero que al estar en contacto se niegan una a la otra, de modo que aparezcan dos caras de una verdad compleja. Conservar la circularidad es abrir la posibilidad de un conocimiento reflexivo sobre él mismo. Aparece aquí la verdad principal: la relación de interdependencia. Podemos transformar los círculos viciosos en virtuosos al hacernos reflexivos y generadores de un pensamiento complejo.
7. Desde esta perspectiva, el problema insuperable del enciclopedismo cambia de cara, ya que cambian los términos del problema. El término “enciclopedia” ya no debe ser entendido en un sentido acumulativo, sino que en su sentido original y etimológico de “egkúklios paidéia”: un aprendizaje que ordena el conocimiento en ciclos; ahora se trata de en-ciclo-pedia: aprender a articular los puntos de vista disjuntos del conocer en ciclos activos.
8. Esto nos plantea la necesidad de reaprender a aprender: transformar el círculo vicioso en circuito productivo. Este movimiento enciclante es inseparable de un principio organizador del conocimiento que asocie a la descripción del objeto la descripción de la descripción (y la decriptación del descriptor) y que dé tanta fuerza a la articulación y la integración como a la distinción y la oposición. Hemos de reorganizar nuestro sistema mental para aprender a aprender.
9. El método consiste en aprender a aprender. Para ello no hay que ceder a los modos fundamentales del pensamiento simplificante:
- Idealizar: creer que la realidad se resume en la idea, que solo lo inteligible es real.
- Racionalizar: encerrar la realidad en el orden y la coherencia de un sistema, prohibiéndole todo desborde fuera del sistema.
- Normalizar: eliminar lo extraño, lo irreductible, el misterio. “Caminante, no hay camino: se hace camino al andar”.
10. Una puesta en ciclos del conocimiento en los dos sentidos de la espiral: centrípeto, hacia la individuación, y centrífugo, hacia la universalización. El trabajo parte de una pregunta, de un cuestionamiento. Sigue en una reorganización conceptual y teórica en cadena que desemboca en un método que debe hacer posible un camino de pensamiento y acción que devuelva sus partes a lo mutilado, articule lo separado, piense lo que está oculto.
11. El único conocimiento que vale es el que se alimenta de incertidumbre; el único pensamiento que vive es el que se mantiene a la temperatura de su propia destrucción.
Es el “Espíritu del Valle” (Tao-Te-King VI) que recibe todas las aguas que hacia él confluyen.
En términos de método de trabajo un “enfoque de pensamiento complejo” toma en cuenta los siguientes elementos:
1. Un universo (y cada una de sus partes) es una red, esto es, una trama de nodos autopoiéticos.
2. Un universo (y cada una de sus partes) es un holograma, esto es, el todo está presente en cada parte.
3. Una descripción de un universo (y de cada una de sus partes) exige un enfoque en-ciclo-pédico, esto es, una “pedagogía en ciclos” que englobe los términos de las descripciones en espiral, en sentidos centrífugo y centrípeto, o “bucles recursivos”.
4. Una descripción de un universo (y de cada una de sus partes) exige que la autopoiesis de cada evento o nodo sea dicha en relación con su auto-eco-organización, que dice autonomía/dependencia.
5. La auto-eco-organización de un universo (y de cada una de sus partes) debe ser descrita de un modo dialógico entre las diferentes formas de afirmación/negación.
6. Toda descripción de un universo (y de cada una de sus partes) debe apuntar a despertar al cognoscente a la totalidad de su conocimiento.
Bibliografía
Morin, E. (1977). La méthode. 1. La nature de la nature. Paris, Seuil.
Morin, E. (1980). La méthode. 2. La vie de la vie. Paris, Seuil.
Morin, E. (1986). La méthode. 3. La connaissance de la connaissance. Paris, Seuil.
Morin, E. (1991). La méthode. 4. Les idées. Leur habitat, leur vie, leurs mœurs, leur organisation. Paris, Seuil.
Morin, E. (1999). Les sept savoirs nécessaires à l'éducation du futur. Paris, UNESCO.
Morin, E. (2001). La méthode. 5. L'humanité de l'humanité. L'identité humaine. Paris, Seuil.
Morin, E., Motta, R., Ciurana, E-R. (2003). Éduquer pour l’ère planétaire. La pensée complexe comme Méthode d’apprentissage dans l’erreur et l’incertitude humaines. Paris, Balland.
Morin, E. (2004). La méthode. 6. Éthique. Paris, Seuil
1. El paradigma clásico del conocer es insuficiente. Nuestros conocimientos suelen ocultar lo que es vital conocer. Esto nos coloca ante la enorme amplitud enciclopédica del conocer y su abisal profundidad. Detrás de un principio de explicación adecuado, que ha de ser necesariamente complejo, se descubre una teoría de la auto-organización que va desde las ciencias de la naturaleza hasta las sociales, en relación de ida y regreso una y otra vez iterada.
2. Lo que se nos enseña habitualmente en la Universidad es a renunciar a esta complejidad, acudiendo a las simplificaciones propias de las diferentes disciplinas.
3. Pero es imposible renunciar a esta tarea imposible.
4. En respuesta, el autor no se propone ni una teoría unitaria ni un conocimiento general. Hemos de partir desde la ignorancia, la incertidumbre, la confusión. Pero con una conciencia nueva de esa ignorancia, incertidumbre y confusión. La incertidumbre se hace así metódica: la duda sobre la duda da a la duda una nueva dimensión, la de la reflexividad (en su sentido etimológico de re-flexión)
5. Este punto de partida, inconcebible desde una concepción clásica de las ciencias, se hace concebible, razonable y necesario a la luz de un nuevo principio que habrá ayudado a constituir, precisamente porque no tiene temor de parecer irrisorio e insensato.
6. Las grandes imposibilidades a que nos enfrentamos en esta empresa son:
- La imposibilidad lógica (se crea un círculo vicioso al dudar de la duda)
- La imposibilidad (física) del saber enciclopédico en el sentido tradicional
- La imposibilidad dada por la omnipresencia de un principio desorganizador y la ausencia de otro nuevo que organice el conocimiento.
En respuesta, podemos ir del círculo vicioso al círculo virtuoso: conservar la circularidad es asociar dos proposiciones tenidas por verdaderas aisladamente , pero que al estar en contacto se niegan una a la otra, de modo que aparezcan dos caras de una verdad compleja. Conservar la circularidad es abrir la posibilidad de un conocimiento reflexivo sobre él mismo. Aparece aquí la verdad principal: la relación de interdependencia. Podemos transformar los círculos viciosos en virtuosos al hacernos reflexivos y generadores de un pensamiento complejo.
7. Desde esta perspectiva, el problema insuperable del enciclopedismo cambia de cara, ya que cambian los términos del problema. El término “enciclopedia” ya no debe ser entendido en un sentido acumulativo, sino que en su sentido original y etimológico de “egkúklios paidéia”: un aprendizaje que ordena el conocimiento en ciclos; ahora se trata de en-ciclo-pedia: aprender a articular los puntos de vista disjuntos del conocer en ciclos activos.
8. Esto nos plantea la necesidad de reaprender a aprender: transformar el círculo vicioso en circuito productivo. Este movimiento enciclante es inseparable de un principio organizador del conocimiento que asocie a la descripción del objeto la descripción de la descripción (y la decriptación del descriptor) y que dé tanta fuerza a la articulación y la integración como a la distinción y la oposición. Hemos de reorganizar nuestro sistema mental para aprender a aprender.
9. El método consiste en aprender a aprender. Para ello no hay que ceder a los modos fundamentales del pensamiento simplificante:
- Idealizar: creer que la realidad se resume en la idea, que solo lo inteligible es real.
- Racionalizar: encerrar la realidad en el orden y la coherencia de un sistema, prohibiéndole todo desborde fuera del sistema.
- Normalizar: eliminar lo extraño, lo irreductible, el misterio. “Caminante, no hay camino: se hace camino al andar”.
10. Una puesta en ciclos del conocimiento en los dos sentidos de la espiral: centrípeto, hacia la individuación, y centrífugo, hacia la universalización. El trabajo parte de una pregunta, de un cuestionamiento. Sigue en una reorganización conceptual y teórica en cadena que desemboca en un método que debe hacer posible un camino de pensamiento y acción que devuelva sus partes a lo mutilado, articule lo separado, piense lo que está oculto.
11. El único conocimiento que vale es el que se alimenta de incertidumbre; el único pensamiento que vive es el que se mantiene a la temperatura de su propia destrucción.
Es el “Espíritu del Valle” (Tao-Te-King VI) que recibe todas las aguas que hacia él confluyen.
En términos de método de trabajo un “enfoque de pensamiento complejo” toma en cuenta los siguientes elementos:
1. Un universo (y cada una de sus partes) es una red, esto es, una trama de nodos autopoiéticos.
2. Un universo (y cada una de sus partes) es un holograma, esto es, el todo está presente en cada parte.
3. Una descripción de un universo (y de cada una de sus partes) exige un enfoque en-ciclo-pédico, esto es, una “pedagogía en ciclos” que englobe los términos de las descripciones en espiral, en sentidos centrífugo y centrípeto, o “bucles recursivos”.
4. Una descripción de un universo (y de cada una de sus partes) exige que la autopoiesis de cada evento o nodo sea dicha en relación con su auto-eco-organización, que dice autonomía/dependencia.
5. La auto-eco-organización de un universo (y de cada una de sus partes) debe ser descrita de un modo dialógico entre las diferentes formas de afirmación/negación.
6. Toda descripción de un universo (y de cada una de sus partes) debe apuntar a despertar al cognoscente a la totalidad de su conocimiento.
Bibliografía
Morin, E. (1977). La méthode. 1. La nature de la nature. Paris, Seuil.
Morin, E. (1980). La méthode. 2. La vie de la vie. Paris, Seuil.
Morin, E. (1986). La méthode. 3. La connaissance de la connaissance. Paris, Seuil.
Morin, E. (1991). La méthode. 4. Les idées. Leur habitat, leur vie, leurs mœurs, leur organisation. Paris, Seuil.
Morin, E. (1999). Les sept savoirs nécessaires à l'éducation du futur. Paris, UNESCO.
Morin, E. (2001). La méthode. 5. L'humanité de l'humanité. L'identité humaine. Paris, Seuil.
Morin, E., Motta, R., Ciurana, E-R. (2003). Éduquer pour l’ère planétaire. La pensée complexe comme Méthode d’apprentissage dans l’erreur et l’incertitude humaines. Paris, Balland.
Morin, E. (2004). La méthode. 6. Éthique. Paris, Seuil
miércoles, 6 de diciembre de 2006
Campo cultural
Suele hablarse de “capital cultural” para referirse a los componentes sociales de nuestra formación. Me parece un término poco explicativo, por ser estático: supone que la cultura es algo que se acumula, guarda. En su reemplazo he propuesto la expresión campo cultural, entendiendo “campo” como lo hacen la física o la biología: “campo electromagnético”, “campo morfogenético”. Así, defino campo cultural como la malla de relaciones que concurren en la ontogenia de las personas y que – por consiguiente – determinan el horizonte de eventos que una persona es capaz de distinguir. El campo cultural no se modifica por formación. Ejemplo: pese a sus estudios, Heidegger se mantuvo dentro de los límites de su campo cultural de campesino alemán, centrado en lo del Heimat, incapaz de hacerse un juicio sobre el nazismo al que adhirió espontáneamente. Los campos culturales no se modifican por formación, sino que por resonancia, esto es, por situaciones en las que la conciencia no queda confinada a pozos potenciales de experiencias, sino que divaga libremente, abierta a lo que viene, manteniendo una longitud de onda semejante a la del medio con el que interactúa. Los viajes son oportunidades muy particulares para que esta resonancia se produzca. Lo sabemos desde Homero: “pollón d’anthropón íden ástea kaí nóon égno” es la alabanza que el poeta hace de Odiseo: “vio las ciudades y conoció las mentes de muchos hombres”.
martes, 5 de diciembre de 2006
Restregar las palabras
Restregamos las palabras unas con otras para que salte la luz. Platón lo dice utilizando la expresión “metá tribés pasés”: “con mucho restregar”, como se hace con las piedras de pedernal para que salte la chispa. Es lo que hacemos en un blog:
“Hay, sin embargo, una cosa que puedo decir en lo que se refiere a quienes han escrito o escribirán pretendiendo saber el objeto de mi esfuerzo - ya sea que lo hayan escuchado de mí, o de otros, o encontrado por ellos mismos – y es que les es imposible, en mi humilde opinión, entender nada de eso. Por lo menos no hay sobre esto ningún escrito mío y no es previsible que lo haya nunca. Es algo que no se deja expresar en palabras, como otros conocimientos; solamente después de una familiaridad prolongada, una verdadera vida en común, de pronto – como al nacer la llama se enciende una claridad – aparece en el alma y en lo sucesivo se nutre a sí mismo”.
“Cuando se han restregado unos contra otros factores, nombres, definiciones, imágenes y sensaciones, cuando se los ha probado en discusiones benévolas y sin poner ningún énfasis ni en las preguntas ni en las respuestas, de pronto se produce, con gran trabajo, un trazo de luz, se concibe y comprende el objeto estudiado, si, por lo menos, uno ha estirado sus fuerzas tanto como le es posible al hombre.”
Platón. Carta VII, 7.341c - 7. 344b
“Hay, sin embargo, una cosa que puedo decir en lo que se refiere a quienes han escrito o escribirán pretendiendo saber el objeto de mi esfuerzo - ya sea que lo hayan escuchado de mí, o de otros, o encontrado por ellos mismos – y es que les es imposible, en mi humilde opinión, entender nada de eso. Por lo menos no hay sobre esto ningún escrito mío y no es previsible que lo haya nunca. Es algo que no se deja expresar en palabras, como otros conocimientos; solamente después de una familiaridad prolongada, una verdadera vida en común, de pronto – como al nacer la llama se enciende una claridad – aparece en el alma y en lo sucesivo se nutre a sí mismo”.
“Cuando se han restregado unos contra otros factores, nombres, definiciones, imágenes y sensaciones, cuando se los ha probado en discusiones benévolas y sin poner ningún énfasis ni en las preguntas ni en las respuestas, de pronto se produce, con gran trabajo, un trazo de luz, se concibe y comprende el objeto estudiado, si, por lo menos, uno ha estirado sus fuerzas tanto como le es posible al hombre.”
Platón. Carta VII, 7.341c - 7. 344b
domingo, 3 de diciembre de 2006
Adviento: leer las señales
El Mundo Nuevo se nos anuncia en señales que hemos de saber leer. Abundan en ambos vectores de la ampliación de nuestra conciencia: su complejización y su interiorización crecientes. Un recuerdo, un impulso, una luz, una coincidencia, una sincronicidad… posibles muestras de lo que viene.
viernes, 1 de diciembre de 2006
La realidad y su conocimiento
El siglo XX nos trajo un cambio fundamental en el modo de decir lo que llamamos “realidad” y su conocimiento. El nacimiento de las ciencias y tecnologías del conocimiento (CTC) nos abrió las ventanas de una nueva gnoseología que fue más que un cambio de teoría: un cambio de paradigma (Kuhn 1996). Lo que ha cambiado es todo el mapa conceptual en el campo metadisciplinario de la filosofía del conocimiento. Este cambio de paradigma trae consecuencias en todos los ámbitos del decir la actividad cognoscitiva humana:
Jahn, R. G. y B. J. Dune (1987). Margins of reality. Te role of consciousness in the physical world. New York, Harcourt Brace.
Kuhn, T. (1996). The structure of scientific revolutions. Chicago, The University of Chicago Press.
Morin, E. (1977). La méthode. 1. La nature de la nature. Paris, Seuil.
Morin, E. (1986). La méthode. 3. La connaissance de la connaissance. Paris, Seuil.
- Las certidumbres y la búsqueda de certezas se abren hacia nuevas leyes de la naturaleza que comienzan por aceptar la incertidumbre como un principio interpretativo en todo fenómeno (Prigogine 1997).
- La oposición entre lo que es y lo que no es, entre la verdad y la falsedad, deja el paso a la complementariedad de los opuestos, la dialéctica de tercero excluido es reemplazada por la dialógica de inclusión (Morin 1977).
- Nos abrimos a valorar la totalidad de la experiencia cognoscitiva humana: consciente, subconsciente, inconsciente y metaconsciente; personal y social; física, psíquica y espiritual; inmanente y trascendente; conocimiento en el lenguaje y en el silencio, místico. La distinción entre “normal”, “paranormal” y “anormal” se difunde en función de la correspondencia entre nuestra mente y el medio en el cual se aplica (Jahn y Dunne, 1987).
- La realidad o lo real se muestra en la interacción de nuestra mente con un entorno que nuestra propia conciencia distingue como diferente de sí misma en el acto mismo de interactuar (Jahn y Dunne, 1987).
- Complementariedad. La conciencia posee a la vez características particuladas y de onda, siguiéndose de ello una serie de muchas otras conjugadas tales como hacer/ser, observación/participación, objetivo/subjetivo, función/estructura. Estos pares no son opuestos polarmente ni mutuamente contradictorios, sino que estados alternativos de la conciencia que se complementan el uno al otro.
- Incertidumbre. La especificación simultánea de pares complementarios de propiedades emergentes en el conocer se limitan mutuamente: en el estado actual de nuestras descripciones conscientes la identificación precisa de una obscurece la otra. La optimización de la creatividad, la habilidad analítica, el trabajo artístico o las influencias no habituales e inesperadas requieren una negociación en función de las necesidades de una tarea específica. La maximización simultánea y bilateral de ambos componentes en forma precisa no es posible, situación que define los márgenes de una realidad determinada.
- Indistinguibilidad. Compartir o hacer difusa la propia identidad en la interacción con personas, aparatos u otros componentes relevantes del medio ambiente puede llevar a conductas de sistema resonante que son suficientemente diferentes de lo que cabe esperarse como para ser tenidas por anómalas. Sin embargo estas conductas son normales para los sistemas relacionados; son anómalas solamente en referencia a una combinación lineal de las conductas normales de los componentes. El comportamiento de una red es igual a la suma de las energías cinéticas de los nodos que la componen más la energía potencial que se origina en el hecho de la de interacción de esos nodos a través de la red.
- Exclusión. Los lazos concientes más fuertes son aquéllos en los que los papeles receptivos/activos son cumplidos por los participantes en un mutuo dar y recibir. Si ambos participantes llenan el mismo papel, se genera una reacción de aversión. Pueden aparecer efectos anómalos en ambos casos, pero de distinto carácter.
- Correspondencia. Los aspectos ondulatorios de la conciencia, y todas las anomalías que se les asocian, se manifiestan solamente cuando su largo de onda – definido por la tasa de procesamiento de información – es comparable con o más largo que las dimensiones del contexto del ambiente. Cuando el largo de onda de la actividad conciente es más corto que el del ambiente, la conducta y la experiencia revierten a formas particuladas, y los efectos potencialmente anómalos son suprimidos por el tráfico analítico de la mente.
- El acto humano de conocer puede ser dicho como una interacción de la conciencia con un medio ambiente que esta conciencia distingue como tal en el acto mismo de su interacción con él.
- En el acto de conocer la conciencia humana puede ser expresada en términos de ondas de posibilidad de experiencia.
- La realidad es revelada en esa interacción entre la conciencia y el medio que ella distingue como tal.
- En la ausencia de interacciones o limitaciones de entorno estas ondas de conciencia se extienden libremente en su propio dominio de espacio-tiempo. Pero si una onda de conciencia es confinada a un “contenedor” o “pozo potencial” que representa el entorno aparecen pautas características de esa onda de conciencia o funciones propias (ψ) que representan el modo de la experiencia de esa conciencia en esa situación.
- Las funciones propias de cada conciencia se relacionan con los campos culturales que configuran la ontogenia de cada persona, determinando el horizonte de eventos que cada persona distingue.
- En su interacción con el medio la conciencia muestra propiedades como las siguientes:
- Distancia. Malla espacial en que se mueve la conciencia
- Tiempo. Pulsación de la conciencia en el procesamiento de una unidad de posibilidad de experiencia
- Masa. Cantidad de energía requerida para desplazar la conciencia desde una posición a otra
- Carga. Oscilación positivo/negativo: actividad/pasividad, aceptación/rechazo, creatividad/receptividad
- Velocidad. Tasa de adquisición de información por cada unidad de posibilidad de experiencia
- Momento. Tasa de adquisición de información relevante por unidad de procesamiento. Conciencia de onda corta o larga según cantidad de unidades de experiencia requeridas para adquirir la misma cantidad de información relevante para un objetivo dado.
Jahn, R. G. y B. J. Dune (1987). Margins of reality. Te role of consciousness in the physical world. New York, Harcourt Brace.
Kuhn, T. (1996). The structure of scientific revolutions. Chicago, The University of Chicago Press.
Morin, E. (1977). La méthode. 1. La nature de la nature. Paris, Seuil.
Morin, E. (1986). La méthode. 3. La connaissance de la connaissance. Paris, Seuil.
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