viernes, 12 de enero de 2007

Recapitulación: el Yoga como arte del desapego

Con este postal termina la serie de nueve en que he hecho una introducción al yoga. Lo hago con una cita de Mircea Eliade en: Yoga, inmortalidad y libertad. Buenos Aires, La Pléyade, 1977, pp. 101 a 103 passim.

"Recapitulemos las etapas de este largo y difícil itinera­rio propuesto por Patanjali. Su objetivo, a primera vista, es bien definido: libertar al hombre de su humana condición, conquistar la li­bertad absoluta, efectuar lo incondicionado. El método comprende téc­nicas múltiples (fisiológicas, mentales, místicas), pero todas tienen un rasgo común: su carácter antiprofano, o, mejor, antihumano. El pro­fano vive en sociedad, se casa, funda una familia; el yoga prescribe la soledad y castidad absolutas. El profano está 'poseído' por su propia vida, el yogui rehúsa 'dejarse vivir' ; opone su posición es­tática, la inmovilidad del asana, al movimiento continuo; opone el pra­nayama a la respiración agitada, arrítmica, multiforme, y sueña con con­seguir la retención total de la respiración; al flujo caótico de la vida sicomental, responde con la 'fijación del pensamiento en un sólo punto', primer paso hacia la retracción definitiva del mundo de los fenómenos, que obtendrá el pratyahara. Todas las técnicas yoguis invitan al mis­mo gesto: hacer exactamente lo contrario de lo que la naturaleza humana nos obliga a hacer. Del aislamiento y de la castidad al samyama, no exis­te solución de continuidad. La orientación es siempre la misma: reaccio­nar contra la inclinación normal', 'profana', en resumen, 'humana’
“...es por etapas que el yogui se desinteresa por la vida. Comienza por suprimir las costumbres vitales menos esenciales: las co­modidades, las distracciones, la pérdida fútil del tiempo, la dispersión de sus fuerzas mentales, etc.
Seguidamente, trata de unificar las fun­ciones más importantes de la vida: la respiración, la conciencia. Disci­plinar la respiración, hacerla rítmica, reducirla a una sola modalidad­, la del sueño profundo, equivale a la unificación de todas la variedades respiratorias. El ekagrata continúa en el plano de la vida sicomental, con la misma finalidad: fijar el flujo de la conciencia, efectuar un continuum psíquico sin grieta alguna, 'unificar' el pensamiento. Hasta la más elemental de las técnicas yoguis, asana, propone un fin similar; porque si alguna vez llegamos a tener conciencia de la 'totalidad' de nuestro cuerpo, sentido como 'unidad', sólo podríamos hacerlo probando una de estas pos­turas hieráticas. La simplificación extremada de la vida, la calma, la serenidad, la posición estática del cuerpo, el ritmo de la respiración, la concentración en un solo punto, etc., todos estos ejercicios persiguen un mismo fin, el de abolir la multiplicidad y la fragmentación, reintegrar, unificar, totalizar.
"Al retirarse de la vida humana profana, el yogui encuentra otra, más profunda, mas verdadera - porque posee ritmo - la vida misma del Cosmos. Efectivamente, podemos hablar de las primeras etapas yoguis como de un esfuerzo tendiente a la ‘cosmificación' del hombre...
"... Obtenida tras la 'unificación' la 'cosmificación' continúa el mismo proceso: rehacer al hombre con otras proporciones, gigantescas, garantizarle experiencias macrotrópicas. Pero este macrotropo no puede te­ner, él tampoco, más que una existencia provisoria. Porque el objetivo fi­nal no será alcanzado hasta que el yogui consiga retirarse hacia su pro­pio centro y apartarse completamente del cosmos, tomándose impenetrable a las experiencias, incondicionado y autónomo. Este 'retiro' final equi­vale a una ruptura de nivel, a un acto de real trascendencia. El samadhi, con todas sus equivalencias tántricas, es por su misma naturaleza un 'es­tado' paradójico, pues está vacío y al mismo tiempo colma hasta la sacie­dad el ser y el pensamiento.
“... el recobro, por medio del samadhi, de la no-dualidad ini­cial, aporta este elemento nuevo con respecto a la situación primordial (la que existía antes de la bipartición de lo real en sujeto-objeto): el conocimiento de la unidad y la beatitud. Hay un 'regreso al origen', pero con la diferencia de que el 'liberado en vida' recobra la situación original, enriquecida con las dimensiones de libertad y transconciencia".

2 comentarios:

  1. Muchas de estas enseñanzas me debieran ser aplicadas. Lo imprimí (todo lo de yoga), espero que la relectura acabe con mi terquedad. Como dice usted a veces el cambio empieza con un pequeño paso.

    Saludos.

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  2. Si ha de llegar, llegará...

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