martes, 9 de enero de 2007

Una introducción al Yoga 6

Niyama: las disciplinas.
En forma paralela a las conductas de las que hay que abstenerse, Patanjali dice que el yogui debe practicar una serie de disciplinas personales, tanto corporales como síquicas: "la purificación del cuerpo, la serenidad, la ascesis, el estudio de la metafísica yoga y el esfuerzo por hacer de Dios el motivo de las propias acciones, constituyen las disciplinas"
Recapitulésmolo así:
Una primera recomendación disciplinaria se refiere a la purificación del cuerpo mediante le eliminación de desechos tóxicos y una alimentación adecuada. No debe ser dejada de lado esta recomendación, aunque, en la práctica, suelo decir que hay que esperar que el ejercicio mismo del yoga traiga consigo la nece­sidad de aplicarla. Pero si el yogui se ejercita genuinamente, tiempo llegará en que sentirá la necesidad de limpiarse y de alimentarse sanamente. Este asunto de la alimentación suele interesar a los principiantes, pero no es cosa de los inicios. Los hábitos alimen­ticios van siendo modificados lentamente, hasta que llegan a una transformación total; primero será el apartarse de lo tóxico: ta­baco, estimulantes, alcohol; luego aparecerá la tendencia a comer menos e ir eliminando la carne hasta llegar a un régimen mayormente vegetaria­no de alimentación. No hay que apurarse: todo yogui llega natural­mente a esto, y cuando sea el caso, tendrá donde recurrir por con­sejo, siempre a partir de lo que su cuerpo le plantee.
Una segunda recomendación disciplinaria se refiere a la práctica de la ascética de palabras, gestos y costumbres; la serenidad es control del multiloquio y amor del silencio, es pala­bra justa, gesto medido; ser prudente y no hacerse notar; junto a ella, el yogui practicará el control de sus deseos, particularmen­te mediante el ayuno. Aquí, la experiencia me indica el enorme va­lor del ayuno diario, concebido como dejar largos espacios de tiempo sin comer. En muchos monasterios de oriente y occidente no se come nada sólido desde la hora de almuerzo hasta el desayuno del día si­guiente. Yo hago lo mismo con excelente resultado. En asunto de comi­das, pienso que dos recomendaciones son necesarias: gustar la comida, tomarla con agrado; además sentir hambre todos los días.
La tercera recomendación se refiere a la búsqueda del Espíritu en las cosas: estudio, trabajo, meditación. Buscar al Espíritu es estar atentos a las cosas. Dispues­tos a actuar a partir de lo que las cosas dicen, no a partir de nues­tro yo canceroso. Pasividad que es energía, atención a la brisa para echarme a andar. Es incorporar mis circunstancias en mi vida: mis neurosis, mis cualidades, mis enfermedades, mi medio, las personas que me rodean.
Estudio, trabajo manual y ejercicio físico forman un marco en el que estas disciplinas pueden florecer. En otro lugar he hecho la apología de la carrera aeróbica de distancias largas como un ejercicio contemplativo, que en mi experiencia se incorpora a la vida del yogui con notables ventajas. Quien desee reflexionar por este lado, y practicar, encontrará sobre la materia abundante apo­yo bibliográficio y quienes den consejos.

2 comentarios:

  1. Vera, todavía no he terminado de leer la serie. Por supuesto estoy impresionado, me gustaría aplicarme una décima parte de lo que propone.

    Simplemente leyéndolo ya tengo paz.

    Espero la oportunidad.

    Saludos.

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  2. Así empecé yo: Estábamos con un amigo en su casa en la playa en febrero del 57, en pleno verano. Me dijo "mira lo que estoy aprendiendo" y me enseñó a sentarme con las piernas cruzadas... desde entonces, hasta ahora. El amigo ya murió, yo sigo sentándome. Lo otro, todo lo que he escrito y has leído, y mucho más, no vale lo que vale una sola sentada. Saludos. Gonzalo.

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