Muchos caminos: las múltiples sendas de tu vida, las múltiples propuestas de muchos maestros. Un solo camino: aquél que está en ti, y que tiene corazón.
Muchos maestros: los múltiples dedos que apuntan a muchos caminos. Un solo maestro: aquél que está en ti y cuya suave voz escucharás si haces silencio en la multiplicidad de tu vida.
martes, 6 de marzo de 2007
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Que gran equilibrio de texto. Es muy difícil expresar una de las pocas verdades categóricas que tenemos de forma tan bella.
ResponderBorrarMis felicitaciones.
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Saludos.
En esta tarde de locos,necesitado de algo de relajación y paz acudo a su blog para distraer un poco la mente y,como siempre,nunca defrauda...hacer silencio en la multiplicidad de la vida...maravilloso,sencillamente...
ResponderBorrarfalto desde hace tiempo por exceso de trabajo,si bien y si me lo permite,me imprimo sus anteriores posts en serie para paladearlos en papel con tiempo
un fuerte abrazo
Gracias, amigo. Tengo plena conciencia de que lo que escribo son palabras que se originan más allá de mí, que me atraviesan. Un abrazo. Gonzalo.
ResponderBorrarQue hermosa relación es la que mantenemos con nuestro "maestro interior".
ResponderBorrarÉl se hace sabio, mientras nos hace sabios a nosotros.
Amar a nuestro maestro interior es probablemente la más perfecta forma de autoestima posible.
Recibo tu comentario como un regalo justo en un momento preciso: me hacía falta esa relación con mi maestro interior como forma perfecta de autoestima. Gracias.
ResponderBorrarApreciado Gonzalo,
ResponderBorrarcreo que ese maestro interior calla cuando nosotros hablamos y aguarda cuando nos precipitamos. Nos sonríe en silencio,y sin ruido, vela por nuestra vida, desde un remoto lugar sagrado, inaccesible, pero tan nuestro que no lo reconocemos de puro humano y fragil.Y, completamente de acuerdo: la mejor forma, la más sana, de autoestima. ¿No hay en el fondo de este sentir un respeto por uno mismo que nace del reconocerse 'ser nacido', un 'otro' más en el mundo y por eso uno más del Uno, del Ser, la Vida o Dios?
Como a Max, me alegran sus palabras y me alientan.
Saludos cordiales,
Atticus
Gracias por tus palabras, Atticus, tan acertadas: nuestro maestro interior calla cuando nosotros hablamos, y hace oir su voz cuando callamos. Es "la música callada, la soledad sonora" de que habla Juan de la Cruz. G.
ResponderBorrarLo dicho es correctísimo para personas con equilibrio emocional y necesidades materiales mínimas cubiertas.
ResponderBorrarAl resto les resultará muy difícil estar en esa disposición.
Aunque ello no quita que es un buen sistema.
Es cierto lo que dices: hay condiciones que hacen difícil el silencio. G.
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