“El Tao que puede ser explicado
no es el Tao eterno.
El nombre que puede ser pronunciado
no es el nombre eterno…”
(TTK I)
Todo pensamiento que pretende ir más allá de la experiencia habitual de lo sensible, adentrarse en lo otro, en la otredad que otorga sentidos, se enfrenta – necesariamente – con una experiencia personal silenciosa. En ese espacio, toda definición por nombres y conceptos trae consigo una delimitación engañosa. Lo indecible estará siempre allí, luminoso como experiencia a la que las palabras no llegan. San Juan de la Cruz:
“Entréme donde no supe,
y quedéme no sabiendo,
toda ciencia trascendiendo…”
(Copla 4)
En este silencio se encuentra el límite y pobreza de toda religión como definición doctrinal “revelada”.
lunes, 26 de marzo de 2007
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Curioso como desde dos polos tan opuestos se le concede esa importancia vital al silencio, a la meditación, a la contemplación.
ResponderBorrarVisitamos hace una semana Ávila y anduvimos sus calles bajo la sombra eterna de Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
Son caminos a veces diferentes con la misma meta
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