“Por eso el sabio
se atiene al no-obrar
y enseña sin palabras…”
(TTK II)
El ser y el no-ser, el bien y el mal, son aspectos complementarios del universo, cuya esencia es la dialogicidad entre yin y yang, la que no se resuelve dialécticamente en un tercer elemento, sino que se mantiene en una continua generación y regeneración de todo. El no-obrar no es inacción, sino que la esencia de una acción generadora y regeneradora constante. La separación que nuestras descripciones hacen entre ambos elementos (por ejemplo, entre bien y mal) son una ruptura arbitraria, propia del lenguaje, del ser esencial de las cosas que son en relación a otras en cuya referencia se definen. De allí la necesidad de ir más allá de las palabras, por ejemplo, en el enseñar.
miércoles, 28 de marzo de 2007
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Entendido, le agradezco el esfuerzo por hacerlo comprensible.
ResponderBorrarEl lenguaje al categorizar divide, la palabra es siempre radical.
Saludos.
Ciertamente: estamos sujetos a esa redicalización.
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