domingo, 25 de marzo de 2007

La sabiduría del Tao: El Tao

No conozco la lengua china, por lo que me atengo a lo que dicen los traductores reputados de que dispongo, y que son estudiosos que reconocen que las enseñanzas del Tao forman parte de su propia vida. Son traductores comprometidos, y no cabría esperarse otra cosa. El escrito de Lao Tse tiene una fuerza que no pasa inadvertida, que te envuelve más allá de un simple trabajo intelectual de lectura e interpretación documental. Lao Tse es un personaje lejano: escribe en el siglo VI antes de nuestra era, en un medio chino que se nos distancia mucho culturalmente, y que presenta una cosmovisión que no calza para nada con la prevaleciente hoy en día. Sin embargo, allí está su fuerza y su valor. Lo que nos propone el autor es un sentido del mundo (parece ser que es ésta una buena traducción de la palabra “Tao”) presente en todas las cosas, en todo acontecimiento, en toda vida humana. Este sentido se nos ofrece descriptivamente en el Tao-Te-King; se nos acerca y se nos hace desentrañable en el estudio de los oráculos del I Ching que marcan un “tempus” del que vamos formando parte; y se nos instala en nuestro ser como una luz que nos transparenta en los testimonios de transformación que recibimos en El Secreto de la Flor de Oro. Algo de esa experiencia vital es lo que trataré de ir mostrando en los próximos postales que – espero – resulten breves y de lectura fácil: el multiloquio no ayuda a la fuerza de las palabras.

2 comentarios:

  1. Gracias, amigo. Bajaré lo que indicas y te comento. Un abrazo. Gonzalo.

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  2. Ya regreso para quedarme una horita meditando y leyendo.

    Interesante el comienzo.

    Saludos.

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